Comunicarse es una de las cuestiones más básicas e importantes que debe aprender el ser humano durante su desarrollo. Es algo que sucede casi instantáneamente llegada cierta edad en la niñez, incluso se comienza a desarrollar desde el momento del nacimiento. Sin embargo, es importante diferenciar la acción de comunicar, a la de decir.

Una persona se puede comunicar por medio de señas, gestos, ruidos, dibujos, etc. Mientras que el decir con palabras es una de las formas en la que podemos comunicarnos, que implica emitir un enunciado que concuerde con lo que está sucediendo en nuestro interior, y a la vez, que sea en un código que el receptor pueda entender, desde su nivel de consciencia.

El decir y lo dicho es de suma importancia en el crecimiento personal y en el desarrollo del ser. Toda nuestra vida está atravesada por palabras y el psicoanálisis ha estudiado mucho de lo que se encuentra oculto en ellas.

El poder decir con claridad es todo un arte, algo que parece simple y cotidiano, pero que no lo es tanto.

A penas nacemos, lo primero que entendemos es que al llorar obtenemos algo. Lloramos para que nos den la comida, para que nos den abrigo, para que nos limpien, entonces la psiquis entiende que de esa manera, el entorno responde a nosotros, satisfaciendo nuestras necesidades. Crecemos obteniendo lo que deseamos a partir de un acto que parece ser que funciona, entonces al crecer unos años comenzamos a utilizarlo para otras cuestiones no tan básicas, como por ejemplo, que nos compren el dulce o el juguete que queremos, o que nos lleven a pasear, u otros intereses que tengamos. Es decir que comenzamos a usar este llanto para manipular.

Luego de un tiempo, esta forma de manipulación deja de funcionar, y comenzamos a recurrir a otras. Incluso también comenzamos a ser manipulados por la familia y la sociedad. ¿Cuántas veces nos han enviado a hacer algo que no queremos, con la excusa de que después obtendremos una recompensa? – “Si limpias tu cuarto, te llevaré al cine.” – “Si te portas bien, te compro un dulce”.

Esta es una de las razones por las que tanto a veces nos cuesta comunicar con palabras lo que queremos o no queremos, lo que sucede en nuestro interior. Desde niñ@s estamos de alguna manera acostumbrad@s a manipular, a que nos manipulen, y a satisfacernos por medio de este recurso.
¿Cuántas veces esperamos que alguien reaccione de determinada manera a nuestro acto (manipulador) y nos encontramos con otra reacción totalmente distinta, que además nos enoja o nos frustra?

Para eso es importante el aprender a decir:
En el Tarot, el arcano V es El Papa, el puente.
La palabra “Pontífice” (utilizada como sinónimo de Papa) proviene etimológicamente de “ Pons -> Pontis: puente”, y el sufijo “ifice: constructor”
por lo tanto Pontífice (Papa) es un constructor de puentes entre los hombres y Dios. Es decir, comunicar lo que nos dice nuestro Dios interior, lo que sucede en nuestro centro material, sexual/creativo, emocional, mental y en nuestro espíritu. Crear un puente entre el adentro y el afuera, un puente con l@s otr@s.

Sin embargo el ser clar@ y hablar sinceramente desde un@ mism@, muchas veces es mal visto en la sociedad, juzgando esta actitud como desconsiderada, de malos modales, o falta de tolerancia.
Sin embargo, comunicarnos de esa manera, simplificaría muchas cosas y nos ahorraría muchos conflictos y malos entendidos. Por supuesto que poder comunicar lo que realmente corresponde a nuestro interior es un trabajo que implica un recorrido de auto-conocimiento y de perder el miedo al qué dirán, pero no es malo en las relaciones poder decir qué quiero y qué no quiero, qué me gusta y qué no, sino todo lo contrario.
Y por supuesto, realizar un gran trabajo de apertura a que sean sincer@s con nosotr@s.

Aprender el Arte del Decir es ser sincer@ y a hablar desde un@ mism@, hace que la vida fluya mucho más acorde a nuestra búsqueda y a lo que realmente somos y queremos para nuestra vida.

Fuente: Sincrometamensajes